Las habilidades de los componentes de un equipo son una fusión de cualidades, actitudes y conocimientos.

Cada persona tenemos habilidades que son innatas y otras las vamos aprendiendo a lo largo de nuestra vida. Y un equipo eficaz es aquel que combina personas con habilidades complementarias.

¿De quién es la responsabilidad de conseguir que un equipo sea eficaz?

Lógicamente, del director del equipo, del jefe, líder, gerente o empresario. La buena noticia es que las habilidades personales se pueden aprender y desarrollar. Y desde aquí, vamos a indicarles cómo pueden mejorar las habilidades de sus equipos.

Los conocimientos son fáciles de incorporar. La lectura, la memoria y la repetición ayudan a aprender las cualidades del producto o servicio, a conocer a la competencia y a entender la filosofía de la empresa para poder transmitírsela a los clientes.

Las actitudes de las personas se conforman desde los hábitos. La responsabilidad, la constancia, la confianza en uno mismo o la paciencia son hábitos que adquirimos a lo largo de nuestra vida. Mejorar las actitudes pasa por cambiar determinados hábitos. Y la neurociencia nos explica cómo hacerlo: a fuerza de repetición. Un hábito se modifica tomando consciencia de lo que se quiere cambiar y, cada vez que sucede, modificar conscientemente esa actitud. Cuando esta repetición se ha realizado un número suficiente de veces de forma consciente, el nuevo hábito o la nueva actitud se realizará espontáneamente y de manera inconsciente. Ya se ha cambiado el hábito.

Y las cualidades se pueden desarrollar. Corresponden al potencial de la persona, al talento que cada uno tiene. Existen cualidades innatas, aquellas que acompañan desde siempre a la persona. Estas son fáciles de mejorar. La complicación surge en aquellas cualidades que no son innatas y que son necesarias para el correcto funcionamiento del equipo. La escucha activa, la proactividad, la perseverancia, la empatía, la asertividad o la persuasión pueden mejorar considerablemente si se tiene la actitud adecuada.

¿Y cómo puede un líder ayudar a su equipo a mejorar sus habilidades?

El Coaching es una excelente herramienta para ello. El objetivo último del Coaching es que la persona encuentre en su interior las soluciones a todas sus dificultades y problemas. El Coaching no es intrusivo, sino que tiene en cuenta a la persona y respeta sus actitudes. El Coaching cuestiona, nunca obliga. Y desde ese cuestionamiento introduce a la persona en su propia reflexión para que encuentre la solución óptima para él, diferente de la solución de otro, y sin embargo igualmente válida.

El Coaching funciona porque la persona se compromete con su propia solución, porque se adquiere una responsabilidad y un compromiso con uno mismo y porque todo esto ocurre desde un marco de libertad.

Un líder que ayuda al desarrollo de su equipo mediante la filosofía del Coaching obtendrá un equipo responsable, comprometido y con ganas de desarrollarse y mejorar. El equipo reconocerá en su líder a alguien cercano que le apoya, que le guía y que le permite la libertad de tomar sus propias decisiones para llevar a cabo su trabajo de la mejor forma posible.

Y cuando esto se consigue en una organización, el clima laboral es excelente y el nivel de motivación de todos los equipos es máximo. Como consecuencia lógica, la rentabilidad es alta y esto permite que la estructura respire y se pueda desarrollar. La espiral es positiva.

Si quieren que su organización se mueva en una espiral positiva, ya saben cómo pueden conseguirlo.

Si desean saber más sobre el Coaching, visiten nuestra sección específica para ello.