¿Qué nos obligan a creer?

General actualizado el 4 d agosto d 2011

Estamos asistiendo a una época que se estudiará en los libros de historia. Vivimos inmersos en una gran crisis. A veces nos preguntamos si será más grande o más importante que la guerra civil española que vivieron muchos de nuestros padres. Siempre nos acabamos respondiendo que no.

Es cierto que, en este momento, hay organizaciones en situaciones muy críticas o que han dejado de existir y han arrastrado a personas a situaciones muy críticas también.

Sin embargo, no podemos dejar de preguntarnos qué parte de responsabilidad hemos tenido en toda esta situación. Muchos de nosotros hemos vivido muy por encima de nuestras posibilidades y esta actitud ha sido potenciada, sin lugar a dudas, por los grandes entes económicos que han hecho del consumismo y el capitalismo el sistema ideal.

Y ahí está la cuestión: que nos lo hemos creído.

¿Miedo al cambio?

Nos hemos creído todo aquello que querían que nos creyéramos. Nos hemos creído que la felicidad estaba en las cosas externas a nosotros, que la felicidad estaba en el consumo desmesurado de todas esas cosas. Cuanto mejor coche y mejor casa teníamos, un mejor lugar ocupábamos en nuestra sociedad. Cuanto más extranjero era el cargo expresado en nuestra tarjeta de visita, mayor estatus en nuestro entorno. Nos lo hemos creído TODO.

¿Y qué ha pasado con la persona, con sus valores y con sus principios?

Hace más de un año y medio ya hablábamos en este blog de la “Humanización de las empresas”, aludiendo a la importancia que no se estaba dando a las personas en las organizaciones. El tiempo nos ha dado la razón y en estos momentos se puede encontrar una extensa bibliografía (aparecida en este último período) en la que se invita a las empresas (organos sociales de nuestra época) a tener en cuenta a la persona como elemento de sostenibilidad de la organización, mediante un término que integra a la tecnología y a la persona: Empresa 3.0

Dentro del concepto 3.0 (que abarca, como ven, diferentes ámbitos) se tiende a una mayor apertura, a compartir la información, a ser más colaborativos en nuestro ámbito profesional, en lugar de lo competitivos que debíamos ser antes (otra cosa que nos hicieron creer), a crear entornos sotenibles que provoquen que lo que hagamos hoy no comprometa a generaciones futuras. Este concepto nos brinda la oportunidad de un gran cambio a nivel de sociedad, de cultura. Y nosotros queremos creer que esta transformación hacia una mejor sociedad ya ha iniciado su andadura.

Sin embargo, esta transformación está todavía en pañales. Cada vez son más los que toman conciencia de ella (tanto personas como organizaciones) y se suben al tren. Se comienzan a producir movimientos que no habíamos vivido en las dos últimas décadas. Los indignados toman la calle con mayor o menor acierto, sí, pero movilizándose y provocando nuestra movilización.

Cierto es que el frente de la resistencia es muy poderoso todavía: el sistema financiero (bancos y grandes fortunas) y la administración pública. Las informaciones que aparecen todos los días en los medios de comunicación son escandalosas. Estos dos frentes están totalmente deshumanizados y sólo siguen pensando en terminos de mayores posesiones y mayores beneficios. Nada tenemos en contra de altos beneficios y rentabilidades, siempre y cuando se añadan valores (como la ética) y principios (como la importancia del trabajo) y no se queden en una mera obtención de cuanto más mejor. Algunas organizaciones lo han implementado a través de sus políticas de RSC (Responsabilidad Social Corporativa) de una manera óptima, mientras otras lo han utilizado para camuflar otro tipo de objetivos.

En cualquier caso y haciendo referencia a esas noticias diarias en los medios de comunicación masivos, pensamos que siguen queriendo que nos creamos cosas. En este caso, lo que quieren que nos creamos es que todo está muy mal, para ellos mantener su poder y que nosotros nos estemos lamentando continuamente. Y lo provocan diariamente a través de los medios de comunicación.

Tenemos la responsabilidad de salir de esa espiral de lamentos. Tenemos la capacidad de salir adelante de esta situación (en peores plazas hemos toreado, no??).

“Propongo un ayuno de lamentos” es un artículo muy inspirador publicado en La Vanguardia el 11 de julio. Generemos nuevos hábitos que nos conduzcan a la salud emocional y, por ende, biológica.

Y no nos olvidemos de asumir el compromiso de trabajar por una sociedad que nos aporte felicidad y bienestar, no sólo económico, sino también personal e intrapersonal. Nuestro elevado poder personal nos permitirá llevarlo a cabo, ¿no creen?

CHG Formación

Tags: , ,

1 respuesta to “¿Qué nos obligan a creer?”

  1. Carlos dice:

    Parece como si la culpa fuera de los demás y desde luego que nos han hecho creer ciertas cosas, pero que cada uno asuma la responsabilidad que le toca. En mi opinión la gente se ha hecho oidos sordos y no ha pensado en nada a la hora de pedir una hipóteca y además comprarse un “Cayanne”. Yo por ejemplo nunca me creí nada y seguí como si no fuera conmigo a nivel personal. En cuanto a nivel empresarial nunca me quise subir en el carro de la burbuja inmobiliaria aunque parecía muy apetitoso. Bueno ahora toca reconstruir todo el sistema. La lectura positiva es que ya no van a poder “engañar” a nadie en el futuro y que desde luego una época económica como la pasada no va a volver nunca más.

Hacer un comentario